La paz como un proceso continuo que requiere trasformaciones desde y con las personas, los sistemas y los estados, permeados por lineamientos y políticas que regulan las formas de acceder y de construir paz. Paz implica sistemas educativos con la capacidad para acoger a todos los niños, las niñas, a los adolescentes y a los jóvenes; brindarles el acompañamiento necesario para reducir sus vulnerabilidades, cerrar los indicadores de deserción. Erradicar las violencias en todas sus formas, deconstruir los modelos de crianza hostiles y aversivos, Una sociedad en paz, tiene sistemas, escuelas familias, hostiles y diversos territorios capaces de sanar las heridas de la infancia y la juventud. Construir paz implica facilitar el acceso a la justicia, la democracia, la inclusión y la participación, construir paz es incorporar en toda actuación la dignidad humana como eje rector y orientador de toda acción.
Una sociedad en paz tiene un sistema de justicia fortalecida, donde los funcionarios y las funcionarias tienen las competencias, las capacidades y los recursos necesarios para facilitar el acceso a la justicia de las víctimas, siendo también capaz de garantizar los derechos de las personas investigadas, sin sesgos de opinión, sin estigmatizar, como una justicia objetiva, sensible, neutra y ética. En una sociedad en paz no hay espacio para la corrupción, para utilizar los escenarios públicos como oportunidades personales, para comprar conciencias, fallos, amigos y vidas. Hay acceso a justicia sin distinción de etnia, clase social, sexo, genero o filiación política. El conocimiento debe estar orientado a facilitar la búsqueda de la justicia y de la verdad.
Una sociedad en paz, no está exenta de conflictos, todo lo contrario, los conflictos son oportunidades de crecer y las diferencias son riquezas que afianzan las construcciones y procesos. Ante la presencia de conflictos, las sociedades de la paz crecen, no utilizan mecanismos coercitivos ni violentos para resolver diferencias, sino que aprenden y construyen de manera colectiva tejido social y aprendizajes conjuntos. Crecer en medio de la adversidad.
Una sociedad en paz, está conformada por personas capaces de perdonar y de perdonarse, capaces de creer, de acompañar, de visibilizar riqueza en las diferencias. Una sociedad en paz es de todos los colores, de todos los idiomas, de todas las culturas, de todos los matices y de todos los tamaños, nadie sobra, todos y todas ponen para construir de acuerdo a sus capacidades y todos y todas reciben de acuerdo a sus necesidades. La paz no es utopía, ni retórica, ni palabra, ni promesa, la paz es un proceso que inicia con el permanente compromiso ético de mantenernos donde quiere que estemos, siempre íntegros hoy y siempre.
En una sociedad de la paz sus territorios son formas de facilitar el crecimiento de las personas, con sistemas de atención integral, donde la salud no es un privilegio, ni un negocio lucrativo, sino un derecho fundamental, donde los profesionales trabajan en condiciones dignas, salaros justos, con los recursos tecnológicos y las capacidades instaladas para brindar un servicio adecuado.
En los territorios de paz, las familias acogen a sus miembros, protegen, alivian los dolores, construyen los cimientos fundamentales y básicos para las nuevas vidas y para las vidas en desarrollo, son capaces de promover modelos de crianza humanizada, habiendo sanado sus propios dolores, sus deudas históricas y generacionales. Una sociedad en paz garantiza un sistema de pensiones digno, brindando seguridad a las personas de mayor edad, considerándoles como sabios y sabias, como personas valiosas, no desecha a sus mayores, por el contrario, en una sociedad de la paz se enseña el valor de envejecer y se admiran los saberes ancestrales.